Vamos a desmentir los mitos de "los perros grandes muerden más" y "los perros grandes son más buenos". Los perros grandes no muerden más que los pequeños, todos tienen boca y cualquier perro muy dominante y con dueño irresponsable puede morder. El detonante de los ataques de los perros no depende de la raza, color o tamaño, sino del dueño. Algunos piensan que los perros grandes son más buenos por el hecho de ser más grandes, pero no es del todo cierto. Todo gira en torno a la educación que recibe el perro y a la socialización de éste con los otros perros y personas.

Los perros pequeños son más propensos a morder, atacar y gruñir. Son más miedosos y desconfiados que un perro de 80 kilos. ¿Os imagináis ir todo el día con un mastín en brazos? ¡Imposible! De modo que van caminando, oliendo a otros perros, en fin... SIENDO PERROS.

Cada vez que vemos un yorkshire o un chihuahua va en brazos de su dueño, o dentro del carrito de la compra, esos perros son más agresivos que un pitbull bien educado y socializado. ¿Irónico, verdad?

Cuando hacemos ésto estamos anulando la personalidad del perro, le estamos enseñando que solamente puede estar seguro en brazos y que los demás perros que se acercan son una amenaza.

Cuando un perro pequeño muerde al dueño le produce risa y adjunta la frase de "se cree que es un pitbull, jajaja" pero cuando un pitbull muerde nadie se ríe... Hasta que las personas no entiendan el concepto de que un perro de raza pequeña también PUEDE y DEBE jugar en parques con otros canes, que no son barras de panes para llevarlos bajo el brazo todo el día y que la mordida de un perro pequeño también es un agresión seguiremos viendo perros temblorosos e infelices.

¡Nosotros tenemos claro que nuestros hijos adorarán a los perros grandes!